A lo largo de los últimos veinte
años la Universidad de La Laguna ha experimentado un
profundo cambio en su actividad investigadora. La conjunción
de distintos factores, ha generado un ambiente generalizado
que considera a la investigación como un valor distintivo
de la labor universitaria. Si con anterioridad a 1983, la
investigación de calidad era más la excepción
que la regla, es a partir de esta fecha cuando se ponen los
cimientos del actual desarrollo investigador, consiguiéndose
que el grueso de la Universidad esté en condiciones
de hacer investigación de alto nivel.
Un factor decisivo ha sido el contar con una plantilla de
Personal Docente e Investigador amplia y estable. La LRU supuso
la posibilidad, bien aprovechada por nuestra Universidad,
de disponer de esta plantilla, a través de una política
constante llevada adelante por los Equipos de Gobierno de
la época. La política de funcionarización
permitió que hubiera profesores estables en condiciones
de dirigir investigación. El plan de plantillas del
año 89, permitió la entrada en la Universidad
de un buen número de profesores, sobre todo en las
áreas menos dotadas. La Universidad pasó de
tener menos de mil profesores, en 1989, a más de mil
quinientos, en 1995. El acuerdo de estabilidad del año
90 permitió que existiera un marco temporal suficiente
para acceder al doctorado. La política de dedicación
docente propició, así mismo, que el profesorado
de Escuela dispusiera de las condiciones para hacer investigación.
El conjunto de políticas mencionado ha hecho que, en
muchas áreas se haya alcanzando la “masa crítica”
de investigadores suficiente para que, de un lado, se formen
grupos de trabajo, imprescindibles en la mayoría de
los casos para una investigación de calidad, y de otro,
se hayan podido organizar mejor las diversas tareas universitarias,
y disponer de una dedicación más amplia a la
investigación, también cuando ésta tiene
un carácter más individual. No es, desde luego,
una cuestión sólo de cantidad, pero la generalización
de la Investigación a la inmensa mayoría de
las áreas, se suele producir cuando las condiciones
de trabajo y el tamaño de los grupos son suficientes
para que se genere en el ambiente el “efecto arrastre”,
que hace que todos se involucren en las tareas investigadoras.
Este proceso se vio favorecido, a finales de los noventa,
por la aparición, a nivel estatal, de los Planes de
Investigación, que empiezan a aportar la financiación
necesaria. En la Universidad se establecen algunos servicios
de carácter general, y en menor medida, se consigue
el personal del PAS dedicado a atenderlos. Algunas iniciativas
de la Universidad, orientadas a fomentar la creación
de grupos competitivos han tenido una no pequeña y
muy positiva influencia.
Es nuestro profesorado actual, incentivado además por
el hecho de que su propia promoción está vinculada
a la investigación, el que ha protagonizado el salto
cuantitativo y cualitativo en nuestra Universidad, que en
no pocos casos está presente ya, sin complejos, en
el ámbito internacional.
Sin embargo hay que desbloquear el estancamiento en el crecimiento
de las plantillas, establecer iniciativas institucionales
para apoyar y canalizar las inquietudes de los investigadores,
corregir las disfunciones en las convocatorias, estructurar
la plantilla del PAS dedicada a los Servicios de Apoyo a la
Investigación, definir las políticas de captación
de recursos, redefinir el papel de la OTRI y de la Fundación
Empresa-Universidad, etc.
Es cierto que ni la valoración social, ni el tejido
industrial, ni la cultura empresarial en Canarias favorecen
demasiado las iniciativas investigadoras. Pero no podemos
esperar a que esto cambie por sí sólo, sin grave
peligro de perder el trabajo, mucho y bueno, que nos ha costado
llegar hasta aquí.
Por ello, para prestar un mejor servicio, la investigación
en la Universidad de La Laguna necesita un relanzamiento desde
el punto de vista de su organización y su financiación.
Como en casi todos los temas relacionados con nuestra Universidad
es necesario contemplar las actuaciones en los planos externo
e interno, así como aprovechar la nueva ordenación
legal impuesta por la LOU para mejorar nuestras posibilidades
como institución.
Respecto al Plano Externo.
Dentro de los tres niveles en los que se financia la investigación,
el europeo, el estatal y el autonómico, es en este
último en el que tenemos mayor capacidad de influencia.
En nuestra Comunidad, el elemento central de la discusión
actual gira sobre el Plan Canario de Investigación,
Desarrollo e Innovación (I+D+I). El Plan se establece
al amparo de la Ley Canaria de Investigación, de la
cual es el elemento central. Todo ello como análogo
autonómico de la Ley y el Plan Nacional de Investigación.
Se ha de hacer notar que la universidad, como institución,
no ha hecho propuestas al plan. Las propuestas y las críticas
han sido iniciativas individuales o de colectivos organizados,
sin dependencia orgánica. esta carencia, es un enorme
déficit de nuestra universidad, y más si se
tiene en cuenta que en ella se realiza la mayor parte de toda
la investigación en Canarias. La ausencia de propuestas
por parte del Consejo de Dirección saliente es un déficit
que hay que subsanar.
En el caso de la investigación, como en casi todos
los aspectos de gobierno, no podemos limitarnos gestionar
la burocracia de modo más o menos eficiente. Se necesitan
ideas, impulso renovador y evitar los discursos autocomplacientes
que puedan enmascarar una realidad, que no es la que deseamos.
No debe olvidarse que la Ciencia, entendida como “pasión
por el conocimiento”, responde, en general, al impulso
individual o colectivo de unos investigadores sumergidos en
un ambiente favorable. Y ese ambiente debe estar estimulado
por los que tienen la responsabilidad de gobernar.
Como idea de partida, quisiera señalar que la planificación
debe contener un programa general de apoyo a la investigación
básica, soporte de todo el resto, y sin la cual tendríamos
los pies de barro en este campo. Las Universidades públicas
son, lógicamente, el sitio natural de esta investigación.
Pienso que no hay solución de continuidad entre la
investigación básica y la aplicada. No puede
caerse en el falso debate entre investigación básica
y aplicada. En cualquier país desarrollado esa discusión
está superada. Ambos tipos de investigación
son necesarias. La primera es fundamento de la segunda. No
creo que debamos despistarnos en este debate teórico.
El problema está en las cantidades que se destinan
a la investigación y en la organización de ésta.
Toda la planificación en este campo debe orientarse
a incentivar determinadas líneas, nunca a imponer o
evitar las iniciativas que surgen del dinamismo de la comunidad
universitaria, auténtica protagonista del proceso.
Puesto que no se parte de cero, es necesario tener presente
que hay en nuestra Universidad iniciativas con larga tradición,
personas formadas en muy diversos campos, grupos consolidados
e infraestructuras que es preciso, mantener, incentivar o
actualizar. Mal haríamos si no entendiéramos
que nuestro mejor capital son los investigadores que ya tenemos
formados y trabajando a alto nivel.
Por lo anterior, es imprescindible elaborar (e intentar consensuar
con el Gobierno Canario) una propuesta, sobre la estructura
del Plan Canario de I+D+I, sus prioridades y su gestión.
Eso es lo que no tenemos. Y hay que empezar por aquí.
Siguiendo el método antes anunciado, para la elaboración
de esa propuesta al Plan Canario de I+D+I, se requiere un
debate interno organizado actualmente inexistente.
Para su estructuración,
no podemos olvidar que proponemos seguir los siguientes principios:
1. Principio
estratégico básico.
La existencia de grupos de investigación en Canarias
es un bien en sí mismo. No es sólo lo
que se produce de modo inmediato, sino la potencialidad
de producir, lo que siempre se ha de mantener. Esta
visión, que entendemos estratégica, no
puede perderse de vista.
2. Organización por
áreas.
Los grupos de investigación están estructurados
y divididos por áreas. Es en el seno de éstas
donde deben definirse, en primer lugar, las prioridades.
Porque es importante mantener y potenciar una estructura
amplia de investigación que cubra las diferentes
áreas.
3. Interés material
o social.
Obviamente el dinero público debe redundar en
la obtención de beneficios culturales, materiales
o sociales, prioritariamente para Canarias, con especial
acento en los aspectos que propician la igualdad de
oportunidades.
La competencia en la definición de las líneas
prioritarias de investigación le corresponde
legítima y democráticamente al Gobierno.
Pero es ineludible el papel de la universidad como generadora
de orientaciones e iniciativas. Y el papel de los gestores
de la Universidad es explicar y defender las propuestas
que surgen de nuestros investigadores.
4. Apoyo y complementariedad.
Debe tenerse en cuenta que el Plan Canario se enmarca
en el tercer nivel de la estructura de financiación
de la investigación. Se trata, por tanto, de
que cubra los huecos de los dos primeros niveles, apoye
a los grupos existentes y estimule sus iniciativas cuando,
siendo de calidad, no quedan cubiertas por los planes
europeos y estatales.
Además, también existen líneas
de investigación que padecen un déficit
crónico en nuestra Universidad, y que hay que
detectar y poner en marcha.
5. Responsabilidad.
Puesto que la Universidad recibe fondos del sector público
y del privado, hemos de ser rigurosos en las propuestas
de líneas prioritarias, por lo que ello significa
de responsabilidad social, no proponiendo como tales
aquellas de dudosa realización, o de retornos
ambiguos y oscuros. Es importante generar confianza
en que la inversión en nuestra investigación
es productiva.
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Respecto al Plano Interno.
En primer lugar, dos cuestiones básicas.
1.
De todo lo ya dicho, resulta claro que lo primero que
se debe hacer es establecer el marco y los mecanismos
necesarios para que la universidad genere sus criterios
en materia de investigación. Es esta la tarea prioritaria
de los órganos de Gobierno en materia de investigación,
y no la mera tramitación de convocatorias.
2. Es responsabilidad
de los órganos de gobierno (no delegable) el funcionamiento
de los Servicios de Apoyo a la Investigación, los
Servicios Generales, el mantenimiento de los bancos de
datos al día y la coordinación de las diferentes
unidades en las que se realiza la investigación:
Departamentos, Grupos de Investigación e Institutos
Universitarios de Investigación, fundamentalmente.
En este Plano Interno, creemos que es preciso explotar
nuevas posibilidades, mediante las siguientes acciones: |
1. Creación de un Parque de Investigación y
Desarrollo
Parece ser que una de las claves del Plan Canario de I+D+I
es el establecimiento de mecanismos que faciliten o propicien
que la empresa privada participe, en Canarias, de las inversiones
en Investigación. Ya que, según todos los indicadores,
son de las más bajas del Estado, que a su vez son de
las más bajas de los países desarrollados (OCDE).
Esto significa que el mundo empresarial debe conocer lo que
la Universidad le puede ofrecer en esta materia, que lo valore
como útil, y que cuente con los incentivos, fiscales,
o de otro tipo, que le animen a invertir en esta dirección.
La Ley Orgánica de Universidades, por otro lado, establece
la posibilidad de la creación de estructuras mixtas
de investigación de la Universidad con otros organismos,
y la eventual creación de empresas. Es esta una posibilidad
nueva que es necesario estudiar para establecer las bases
de su posible desarrollo.
La Universidad, en coordinación con el Gobierno Canario
debe, por tanto, explorar las posibilidades, aquí en
Canarias, de la implantación de estas entidades, y
el posible aprovechamiento de las singularidades fiscales
de nuestras islas. Por ello, nos proponemos como objetivo
estudiar, y en su caso desarrollar, un Parque de Investigación
y Desarrollo como instrumento para la generación e
implantación de entidades mixtas de I+D. El Parque
estará abierto a todas las áreas de investigación:
tecnológicas, experimentales, salud, sociales y humanísticas,
pues todas ellas precisan de infraestructuras de comunicaciones
y servicios para su buen funcionamiento. El Parque, en sí
mismo, es un escenario material y jurídico, si se quiere
vacío inicialmente, en el que se situarán las
entidades de I+D contando con los medios adecuados para hacerlo.
El objetivo es optimizar recursos y generar las estructuras
que permitan la Investigación, el Desarrollo y la Innovación
en condiciones de excelencia, y adecuadamente coordinados
con la docencia y la investigación en la Universidad.
Se trataría de captar nuevos recursos, tanto del sector
privado, como del público –singularmente de otras
entidades distintas de la Consejería de Educación
- para que la implantación de estas estructuras sea
posible sin ir en detrimento de la financiación ordinaria
de la Investigación.
La puesta en marcha de esta iniciativa exige, por un lado,
la coordinación y la ayuda de los poderes públicos
(para disponer de suelo y la implementación de infraestructuras),
y del sector privado (al que hay que convencer de la rentabilidad
de este tipo de instrumentos). Pero sobre todo, exige un plan
de actuación claro desde el punto de vista universitario,
superando determinadas rigideces de nuestro funcionamiento
habitual.
El reto, es conseguir que las empresas identifiquen a la ULL
como el "socio" que necesitan para el desarrollo
de sus proyectos y como un "aliado" en su proceso
de innovación.
2. Desarrollo de planes de movilidad.
La LOU, reflejando una tendencia constatable de todo el sistema
universitario europeo, hace hincapié en la necesidad
de la movilidad del personal Docente e Investigador, como
un instrumento para la mejora de la calidad. La propia Ley
prevé la singularidad de territorios como el nuestro.
En este marco, es preciso implementar planes de movilidad
concretos, establecidos con criterios y objetivos coherentes
con el resto de la planificación de la investigación.
La diversidad de situaciones personales y de las áreas,
exige generar propuestas definidas de actuación en
esta materia. Es en los órganos de debate, como el
Claustro y la Junta Consultiva, y en los de gobierno, como
el Consejo de Gobierno, en los que se deben discutir las propuestas
y fijar los mecanismos, bajo la coordinación del Vicerrectorado
correspondiente.
3. Contratación de Personal
Investigador.
Hay que explorar y regular la posibilidad, que abre la LOU,
de contratación de personal investigador, tanto estable,
como para proyectos concretos, y de personal técnico
de apoyo a la investigación, atendiendo a las características
de los distintos campos científicos. Su inserción
en la estructura universitaria debe producirse favoreciendo
su integración en los actuales sistemas de funcionamiento,
y sin disonancias.
4. Becarios.
Mención especial, en este apartado, merece la figura
del becario predoctoral. Es un hecho reconocido que este personal,
en formación pero con alta capacidad de producción
científica (según la Asociación de Becarios
de Canarias, sus aportaciones representan más del 50%
de la producción del sistema científico español),
desarrolla su actividad en un clima de incertidumbre y precariedad.
Y esto a pesar del hecho de que estos jóvenes científicos,
trabajadores altamente cualificados, son un capital humano
fundamental para el desarrollo económico y el progreso
social moderno de los países. Siendo así, constituye
una contradicción que por la vía de la legislación
(nacional y autonómica) no se estimule ni fomente la
formación de este personal, y se persista en mantener
una visión restrictiva de la naturaleza y calidad del
trabajo, de este colectivo. Entendemos que su actividad es
trabajo, y por eso defendemos un modelo en el que como tal
se considere desde el primer momento, tanto en lo que se refiere
a retribuciones, como a derechos sociales. Aunque las competencias
sobre estas materias no están en la universidad, sí
podemos elaborar un Estatuto del Personal Investigador en
Formación de la ULL, que contemple la situación
de los predoctorales y sus derechos en la línea de
lo expresado antes. En dicho Estatuto se reconocerán
los derechos, representación y participación
de este colectivo en los órganos colegiados de la ULL,
derechos de propiedad intelectual, coberturas sociales complementarias,
etc.
Otros aspectos.
1. Para el correcto seguimiento
de la investigación, es necesario contar con un sistema
de indicadores bien organizado, y con las bases de datos que
permitan implementarlo, permanentemente actualizadas. Así
mismo, los mecanismos de transmisión de toda la información
deben optimizarse, de modo que los investigadores no pierdan
parte de su tiempo en ello, ni pierdan posibilidades por falta
de información.
2. El apoyo administrativo
y de personal especializado a las tareas de investigación,
debe ser una prioridad a la hora de configurar las plantillas
del PAS. Se trata de que los investigadores no tengan que
perder el tiempo en tareas que no les son propias. Esto incluye
desde personal laboral cualificado para el manejo de determinados
aparatos, hasta servicios de traducción y de secretaría,
que eliminen la burocracia de entre sus ocupaciones.
3. Es un tema recurrente,
singularmente en Europa, la escasa habilidad de los organismos
de investigación para obtener retornos económicos
de lo que producen. A solucionar este problema se encaminó
la creación de las Oficinas de Transferencias de Resultados
de Investigación (OTRI), cuya operatividad está
lejos de satisfacer las expectativas depositadas en ellas.
Creemos necesario reordenar las tareas de esta Oficina, aprovechando
la experiencia acumulada. Su papel, dentro de los planes propuestos,
es el de un órgano profesionalizado de contratación
y gestión de los beneficios que se obtienen de todas
las iniciativas investigadoras. Para ello debe realizar labores
de prospección de necesidades de investigación
o de servicios en nuestro entorno social, conocer las capacidades
de nuestros investigadores, y establecer el contacto entre
una y otra parte. Debe, así mismo, ocuparse de la fase
de explotación de los resultados.
4. La Fundación
Universidad-Empresa está desarrollando una labor importante
en la gestión administrativa de cursos, títulos
propios y contratos de investigación y servicios. Falta
sin embargo que se configure como un auténtico mecanismo
de captación de recursos ante las empresas y otros
agentes sociales. La inmensa mayoría de los contratos
y cursos responden a las iniciativas individuales de los investigadores,
que buscan salidas propias a sus necesidades de financiación.
No existe una oferta coordinada de cursos o servicios demandados
por la sociedad, papel que entendemos que la Fundación
puede desarrollar. La Universidad debe impulsar, a través
de la Fundación, y como parte central de su política
de captación de recursos, la configuración de
esta oferta.
5. Por todo lo anterior,
creo necesario la creación de una oficina de apoyo
al I+D+I, configurada como un instrumento de ayuda a todos
los investigadores de la casa, y dotada de personal suficiente.
Con funciones, orientadas a avisar con tiempo de las convocatorias
y a recordar con unos días de antelación la
finalización de los plazos; a facilitar y en su caso
a enseñar a los investigadores como hacer la solicitud
de los proyectos, a disponer de todas las convocatorias europeas,
nacionales, autonómicas y propias, y a vigilar el cumplimiento
de los plazos de informes de proyectos, etc.
Esta oficina servirá además de soporte para
la gestión coordinada de las funciones de la Fundación
y de la OTRI. Y en particular para hacer el seguimiento de
los ingresos que las diferentes entidades deben hacer a la
Universidad, en cumplimiento de los proyectos, cursos y subvenciones.
De modo que no ocurra, como en la actualidad, que, en diferentes
ocasiones, se pierden ingresos por no gestionar, nuestros
órganos de apoyo a la investigación, adecuadamente
los pagos.
Además, se integrará en este Oficina un personal,
cuya misión es hacer de agentes activos de captación
de contratos y convenios. Expertos en las cosas que sabemos
y podemos hacer en la Universidad y en las necesidades y servicios
que se necesitan en nuestro entorno.
Divulgación Científica.
La Divulgación de las Ciencia (en todas sus ramas:
humanas, sociales, experimentales, de la salud) y de la Técnica,
a pesar del reconocimiento creciente de su papel, ha permanecido
básicamente ignorada en nuestra Universidad. Creemos
que se debe propiciar un cambio de cultura universitaria,
en la que la divulgación tenga el reconocimiento que
le corresponde y por tanto un espacio en nuestra Universidad.
La ULL debe comprometerse, activa y fehacientemente en la
difusión de las Ciencias y las Tecnologías en
dos vertientes. Una hacia la sociedad canaria, a través
de los medios de comunicación y de sus propios espacios,
publicaciones y recursos. Y otra hacia todas las etapas del
proceso educativo. En ambos casos fomentando los valores y
la actitud científica, promoviendo el protagonismo
de los científicos y de su papel en la sociedad.
Para ello se propone la creación de un Observatorio
Universitario de la Ciencia y la Tecnología. Este Observatorio,
en el que podrían participar investigadores y profesores
de todas las áreas, tendría entre sus funciones
fomentar las actividades de divulgación científica
a través de la organización de foros de discusión,
cursos de divulgación y publicaciones. También
se ocuparía de suscitar debates sobre cuestiones de
interés social. La tensión divulgativa debe
orientarse también más allá de la sociedad
canaria arbitrando los mecanismos editoriales y de distribución
necesarios, que garanticen que la investigación que
se hace en Canarias o desde Canarias pueda salir fuera de
nuestras fronteras con la mayor eficacia.

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